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Las exigencias físicas del fútbol de alto nivel

Las exigencias físicas del fútbol de alto nivel

Las exigencias físicas del fútbol de alto nivel

El análisis del rendimiento en competición permite obtener un cierto número de informaciones objetivas sobre las características individuales y colectivas de los jugadores.
El análisis cualitativo y cuantitativo pone en evidencia algunos elementos esenciales como la capacidad física, la técnica y la táctica. Los datos cualitativos objetivizados por el análisis
de los movimientos de conjunto permiten visualizar la táctica por el estilo de juego, por los desplazamientos con o sin balón y las situaciones a balón parado. Los datos técnicos se refieren a la inversión realizada por el jugador en el partido, y con ellos pueden confeccionarse balances en cifras sobre el número de acciones favorables o desfavorables, los remates a portería, los pases, etc.

Los datos cuantitativos sobre las distancias recorridas, el número de piques, duelos y acciones a lo largo de los partidos muestran los diferentes tipos de carreras utilizadas y de energías solicitadas. En el equipo, cada jugador pone sus cualidades individuales al servicio de la estrategia colectiva.

Las cualidades atléticas se manifiestan en todas las fases del juego, aunque en proporciones diferentes en los tiros, los saltos, los duelos o las carreras rápidas de corta duración. Las cualidades aerobias permiten al jugador mantener un ritmo de juego elevado el mayor tiempo posible durante el partido y son predominantes en el segundo medio tiempo y en los tiempos suplementarios. Las cualidades anaerobias caracterizan la aptitud del futbolista para efectuar un gran número de piques consecutivos.

Este análisis objetivo de las exigencias de la actividad en los planos físico y técnico-táctico condiciona la preparación física. De este modo, el entrenador se basa en los informes objetivos y los análisis del preparador físico para llevar a cabo sus elecciones tácticas en función de las características individuales de cada jugador y del equipo, a fin de construir un proyecto de juego. Para el preparador físico, el objetivo consiste también en disponer previamente de suficiente información para programar un trabajo físico específico que pueda adecuarse al trabajo técnico-táctico del grupo. El análisis del rendimiento puede ser asimismo una ayuda para reclutar a los jugadores e identificar las estrategias de juego.

Síntesis: evolución del juego, aspectos técnico-tácticos

El conjunto de aspectos técnico-tácticos (posesión, transición, cambio de frente, definición, etc.) exigidos en el fútbol depende de las cualidades físicas de los jugadores. La preparación física debe contribuir al desarrollo de las exigencias impuestas por la evolución y la construcción del proyecto de juego.

Evolución del juego
Son características del fútbol algunas competiciones de gran envergadura como la Copa Mundial de la FIFA, las competiciones continentales entre clubes o los campeonatos continentales, que muestran la evolución del futbolista moderno, además, permiten desarrollar modelos futuros. La misión de los equipos técnicos consiste entonces en prepararse para las exigencias del juego y las necesidades de los jugadores.

Las modernas y potentes herramientas de observación facilitan una gran cantidad de datos precisos sobre la actividad de los jugadores y los equipos en competición. La contribución de las nuevas tecnologías para el análisis de la actividad en el fútbol subraya que el juego tiende a volverse más rápido y espectacular, y que los jugadores son más polivalentes y poseen una mayor fuerza física.

El análisis del fútbol confirma el carácter rápido del juego y la importancia de imponerse en los duelos. Muestra que los equipos más eficientes son los que controlan el juego intentando presentar la menor vulnerabilidad en la defensa.

Los grandes equipos de fútbol ya no se muestran, necesariamente, como los que tienen las mejores defensas, ya que se observa cada vez más una tendencia a que estas sean superadas por las bandas utilizando volantes ofensivos y zagueros laterales creando superioridad numérica.

Aspectos técnico-tácticos

Aspectos técnico-tácticos:

Otros elementos relacionados con la evolución del juego y, sobre todo del jugador, indican que los equipos que se adueñan del juego ponen el acento en la transición a la recuperación: efectuar un pase tras un contraataque desde el momento en que recupera el balón gracias a una presión activa. El objetivo es tomar rápidamente a la defensa desprevenida y en desequilibrio para alcanzar la meta. Este es, a menudo, el único momento en que se encuentran espacios libres. Antes no se apreciaba a los equipos que juegan en contraataque pero hoy en día se los considera efectivos,
porque el contraataque forma parte de las intenciones tácticas de los mejores equipos. Además de privar al adversario de la posesión de la pelota, el equipo opone rápidamente una defensa firme desde la pérdida del balón, para limitar los medios del adversario y recuperar el esférico lo más alto posible.

Posesión positiva del balón:

La posesión “positiva” se define como una conservación del balón en espera de un posible desequilibrio (parcial o total) del equipo adversario. El juego español, p. ej., se basa en gran medida en el dominio de la posesión positiva.

Se trata de conservar la pelota incluso si las condiciones de juego no permiten poner inmediatamente en peligro el campo adversario. De este modo se evita tener que esperar pasivamente la posibilidad de desarrollar acciones favorables para crear un desequilibrio. Es la capacidad colectiva de desajustar al adversario mediante la circulación rápida del balón hacia adelante y la movilidad combinada de los jugadores. Esto confiere una noción de verticalidad al juego. Por regla general, los partidos en los que se imponen grandes equipos se definen dominando al adversario en un campo clave: la posesión del balón. El juego se basa en un excelente dominio del tiempo (timing) en la triangulación, las fases de juego en las que el jugador que lleva la pelota se beneficia
de apoyos en profundidad y/o de compañeros que ofrecen una solución a espaldas de la defensa adversaria.

La optimización de la definición:

El desarrollo del juego se basa, por regla general, en la definición de las acciones. Los equipos que dominan la progresión y la conservación positiva del balón tienen más posibilidades de marcar goles. Las diferentes formas de definiciones muestran que más del 80 % de los goles se marcan sin control o a dos toques del balón como máximo. Si se consideran las últimas ediciones de la Copa Mundial de la FIFA, en Alemania 2006 el 67 % de los goles fueron marcados a un toque y el 16 & a dos toques (total 83 %), mientras que en Sudáfrica 2010, el 68 % de los goles se marcó a un
toque y el 16 % a dos (total 84 %). Esto es un indicador de la rapidez del juego. Estas acciones se realizan generalmente a pesar de una gran densidad defensiva y una fuerte reducción de los espacios. Se necesita para ello una gran agilidad, rapidez y destreza de los atacantes. Los remates de distancia representaban el 18 % en Sudáfrica 2010, lo cual pone en evidencia la calidad de tiro.

Más del 50 % de los goles vienen de los flancos (centros, saques de línea, saques de esquina, etc.). El porcentaje más alto corresponde a los centros largos, pues estos permiten esquivar la defensa cuando los espacios son reducidos y se complica la circulación del balón.

Algunos períodos del partido son más propicios que otros para marcar goles. En promedio, el 35 % de los goles se marca en los treinta minutos finales, porcentaje que fue incluso del 40 % en la Copa Mundial de la FIFA 2010, en la que la mitad de los tantos se convirtió en el último cuarto de hora.

Además, el 55 % de las entradas en portería del balón tiene lugar en situaciones en las que la defensa está más dotada que el ataque. Es así como el 23 % se realiza tras un trabajo de conservación del balón o de posesión positiva acompañada de aceleraciones. Un 20 % de los tantos marcados en acciones de juego es el resultado de situaciones bien pensadas: de combinaciones que se ejercitan en el entrenamiento y se ponen en práctica en el partido. Así, solamente en la Copa Mundial de la FIFA 2010, el 21 % de los goles se generaron en pases al espacio vacío efectuados desde el centro del terreno.

Asimetría:

La posesión positiva y el juego asimétrico, asociados y complementarios, contribuyen a desestabilizar las mejores defensas cuando se realizan correctamente. Se trata de buscar espacio a la espalda de una defensa atraída al lado opuesto. Cuando la acción se desarrolla en el flanco derecho, el centrocampista ofensivo izquierdo (o volante izquierdo) se introduce en el eje central y el zaguero
izquierdo va a ocupar su lugar como volante izquierdo. Del modo inverso, cuando la acción se desarrolla en el flanco izquierdo, el centrocampista en este flanco se introduce en el eje central y su defensor lateral ocupan la posición del volante derecho. Es una acción de apoyo-respaldo tras la cual se revierte el juego para un desmarque de apoyo en el lado opuesto, a la espalda de la defensa. El jugador de respaldo tiene a menudo más tiempo y posibilidades de elección para efectuar un pase en profundidad hacia el flanco opuesto al defensor lateral que sube. Esto se hace también
en el eje central gracias a posibles desmarques de apoyo detrás de la defensa, o en profundidad sobre el mismo flanco, para esquivar la defensa.

Juego a lo ancho:

El fútbol moderno despliega una gran actividad en el eje central del terreno de juego, con desplazamientos rápidos a lo ancho para contar con posibilidades de esquivar la defensa. Se trata de abrir la defensa para crear espacios abiertos que puedan llevar hacia la meta.

– El juego por los flancos: es la utilización de los flancos por los zagueros laterales y los jugadores de las bandas laterales que abren el juego cuando el equipo está en posesión del balón. El objetivo es extender a la defensa adversaria a lo ancho del campo, abriéndose espacio para las carreras rápidas a la espalda de la defensa aportando una superioridad numérica.

– Asimetría-cambio de frente: el juego asimétrico contribuye a desestabilizar a la defensa. Se trata de buscar espacios a la espalda de una defensa desequilibrada a través de un juego desarrollado en el flanco opuesto. Es apoyar, respaldar, desmarcarse y revertir el juego. Cuando la acción se desarrolla en el flanco derecho, el mediocentro izquierdo (o volante izquierdo) se introduce en el eje
central y el zaguero izquierdo va a colocarse en su posición de volante izquierdo. A la inversa, cuando la acción tiene lugar en el flanco izquierdo, es el volante derecho el que se desplaza al eje central, y el defensor lateral derecho se convierte en volante derecho.

Las acciones prosiguen con un pase hacia atrás al defensor que viene a apoyar, el cual a menudo tiene más tiempo y opciones, frente al juego, para efectuar un pase en profundidad hacia el lateral que se encuentra en la banda opuesta, o en el eje central detrás de la defensa, o incluso en profundidad para abrirse un espacio hacia la meta.

Distribución del juego en función de la zona de recuperación del balón:

La transición recuperación/contraataque se realiza, en promedio, en 18 segundos y cinco pases antes de alcanzar la meta. Cuando las transiciones se efectúan a partir de la zona de progresión (centro del campo), el tiempo de transición es de 14 segundos, con un promedio de tres pases para alcanzar la meta. Por el contrario, cuando las acciones se inician en la zona “de desequilibrio”, las transiciones duran en promedio 6 segundos y se realizan con un solo pase.

Midiendo el rendimiento de acuerdo con el reparto de goles en función de las líneas y los sistemas de juego, se observa un porcentaje más alto de goles marcados por los volantes
(29 % en 1994, 33,9 % en 1998 y 34,2 % en 2002) (tabla 3).

Cualidad mental individual y colectiva:

Con el objetivo de limitar la incertidumbre en el fútbol, el jugador debe complementar sus cualidades físicas desarrollando cualidades mentales y de fortaleza de carácter para aumentar aún más su compromiso en el juego. Un equipo ganador es un colectivo que produce juego y muestra un compromiso total.

Para ello, el jugador debe ser capaz de adaptarse y anticiparse a los cambios de situación; debe estar en condiciones de utilizar su potencial al máximo a pesar del estrés y de lo que está en juego. Debe ser ingenioso para crear incertidumbre: debe ser imprevisible para el adversario. Tiene que saber calcular con precisión, para efectuar pases, regates y tiros rápidos, incluso cuando está fatigado. Debe ser generoso en el esfuerzo, con un compromiso máximo y una agresividad controlada. Y debe adoptar, en general, una actitud comunicativa dentro del grupo. Debe tener dos elementos complementarios básicos: inteligencia y ganas de jugar. Su lectura del juego rápido y su sentido de la anticipación le permiten llevar siempre una ventaja en la ejecución de las
acciones de ataque o defensa. El jugador es especialista y polivalente a la vez. Incluso si tiene asignada una posición precisa, debe estar en condiciones de asumir otros roles en el grupo. Por ejemplo, puede ser delantero y cambiar su puesto para jugar en los flancos, con la carga defensiva que esto supone.

Análisis cuantitativo y cualitativo de los partidos

Jugadores y tiempo de juego efectivo

En los 93 a 98 minutos de tiempo de juego por partido, la duración media efectiva de juego ha pasado de 50 a 55 minutos por jugador en 1990 a más de 60 minutos en la actualidad.

El tiempo de juego efectivo puede facilitar datos importantes sobre las intervenciones de los jugadores. Excluyendo, en efecto, las acciones fuera del tiempo efectivo, se estima que los valores objetivos por jugador están aumentando.
El tiempo efectivo, que varía entre 49 y 68 minutos, se ha vuelto más largo (figura 3). Esto significa una exigencia mayor a los organismos, pues este aumento se acompaña de un incremento proporcional de las distancias recorridas e influye también en el número de series de piques y desplazamientos intensos.

Por temporada, los jugadores internacionales (club, selección nacional, partidos preparatorios) juegan de 60 a 70 partidos, los juveniles (16-20 años) de nivel internacional de 50 a 60
encuentros por temporada, con diez meses de competición, y los jóvenes en formación entre 35 y 40 partidos.

Datos cuantitativos y cualitativos tomados del análisis de los partidos

El análisis cuantitativo de la actividad futbolística, basado en la evaluación objetiva de la posición y los desplazamientos de los jugadores y el balón durante todo el partido con ayuda de sensores ubicados en el interior del estadio, aporta elementos interesantes para la preparación física.

Los datos cuantitativos y cualitativos obtenidos permiten elaborar un análisis detallado de la actividad del jugador en lo referente a las intensidades de carrera, los movimientos realizados y las acciones llevadas a cabo con o sin balón.
Gracias a este tipo de análisis es posible estudiar todos los parámetros físicos del jugador en relación directa con los datos técnico-tácticos durante un partido de fútbol.

Este análisis de la naturaleza de los esfuerzos exigidos en el fútbol muestra que la mayoría de ellos son de tipo lento o se realizan a una velocidad media; los esfuerzos breves y rápidos de tipo explosivo corresponden solo a un bajo porcentaje del tiempo de juego. El fútbol moderno se describe entonces como una actividad intermitente que puede definirse como una sucesión de períodos de esfuerzos y recuperaciones activas y pasivas. Este hecho ha despertado el interés en el trabajo de tipo intermitente para un entrenamiento específico del fútbol.

Valores técnicos medios:

Tres campeonatos europeos (Francia, Inglaterra, Alemania) temporada 2010/2011. Datos analizados de 380 partidos (AMISCO).

Perfil del equipo de fútbol de alto nivel

Promedios de las distancias, intensidades y número de carreras por partido en 3 campeonatos europeos (Alemania, Francia, Inglaterra), temporada 2010/2011

Datos analizados de 140 partidos (AMISCO). En estos valores promedio se incluye solamente a los jugadores que han disputado partidos completos.

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